viernes, 8 de abril de 2011

Una Historia Real


      Desde que nuestra “profe” Helena nos dijo que teníamos que escribir una historia, he estado dando vueltas a la idea de contar algo que hubiera vivido o me llegara personalmente.
    Nada mejor que empezar por el principio:
 

     Nací en Badajoz, ya estoy acostumbrada a tener que aclarar que no, que no soy de ningún pueblo, soy de una capital con mucha historia; fundada en el año 875 por Ibn Marwan, fue entonces cuando se construyó la alcazaba que domina la ciudad y está situada en un cerro o monte elevado conocido también como “monturio” que se alza en la margen izquierda del río Guadiana. Frente a él y al otro lado del río, se encuentra el cerro de San Cristóbal. Ambas elevaciones flanquean el paso hacia Portugal. En esta situación privilegiada ya hubo asentamientos desde la época prehistórica, demostrado por los numerosos restos arqueológicos encontrados.

    Al parecer, la alcazaba estaba dotada de varias mezquitas, baños públicos, mercados, barrios, etc., constituyendo una auténtica Medina.
Es una de las mayores alcazabas de Europa, declarada “Monumento Histórico-Artístico” en 1.931, pasando a ser “Patrimonio Histórico Español” en 1.949.
Ni que decir tiene el abandono que han tenido todas estas murallas, sus iglesias, pues aunque yo nací aquí y me crié en este barrio, jugando en lo que nosotros los pacenses llamamos “el castillo”, nunca nadie me contó la importancia de estas ruinas.
Recuerdo una iglesia que aún conservaba parte de las pinturas o frescos del altar y tenía una puerta anexa por la que entrabamos al cementerio, en el que aún había restos, para nosotros suponía un juego. Hoy la puerta está tapiada.

      Un día llegaron varias personas jóvenes y se pusieron a cavar, vallaron un terreno bastante amplio y no dejaban que nos acercásemos, eran arqueólogos y sí, sacaron y descubrieron bastantes cosas porque hay un museo arqueológico que así lo demuestra.
Por suerte en la actualidad han rehabilitado y lo siguen haciendo, ajardinando algunas zonas para mayor belleza de su entorno.
      
       Pero yo, cuando a veces he ido a visitar el castillo, mi castillo, sigo pensando en mi infancia tan feliz correteando y jugando por allí porque nos conocíamos todos sus rincones. Subíamos con mi padre a las almenas de las murallas a ver cómo iba Guadiana para ir a pescar y en verano bajábamos por la “Puerta de la Traición” y cruzábamos al rio para bañarnos, recogíamos plantas, de los eucaliptos las hojas para los resfriados, en invierno.

     En fin, me pongo a recordar y me da añoranza, mezcla de melancolía porque sale la figura de mi padre al que siempre recordaré disfrutando de este entorno maravilloso.
 
      Bueno, espero que os mueva la curiosidad de ver la cuna de la historia de una ciudad con categoría, Badajoz.
                                             Gracias,
                                                                     Nany

No hay comentarios:

Publicar un comentario